:: ÚLTIMOS RESULTADOS ::

SENIOR: RAC. ASTRABURUKO 'B' 3-2 GAZTELUETA FS
JUVENIL: GAZTELUETA FS 2-2 SESTAO FS
CADETE: GAZTELUETA FS 1 - 3 COL. ALEMÁN FREUNDE
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lunes, 25 de mayo de 2009

LA CRÓNICA

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GAZTELUETA FS 6 - 4 FS CASTRO URDIALES
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Los cadetes se impusieron al potente FS Castro, vigente campeón de Liga, y claro favorito para esta final, en un vibrante encuentro en el que una gran labor defensiva, el acierto de cara al gol y la sobresaliente actuación de los porteros fueron la clave para hacerse con el título.
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Los nuestros ganaron el partido, y por tanto la Copa, pese a las bajas o el mal estado físico de algunos jugadores, la superioridad del rival, y la desventaja de no haber jugado nunca un encuentro a tiempo parado.
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Y es que, algunas veces, y es la grandeza del deporte, la motivación, el trabajo y el esfuerzo pueden con la calidad...
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FICHA TÉCNICA:

GAZTELUETA: Juan, Berna ©, Íñigo, Joâo (3) y Bosco (1) - cinco inicial - Gabriel Esteban, Ignacio (1), Alfonso, Charlie, Merla y Luis

FS CASTRO: Asier, Efrén (1), Jorge, Imanol (1) y Aritz (1) - cinco inicial - Mayron, Kevin (1), Txomin © y Paulo

GOLES: 1-0 Joâo (16‘); 2-0 Ignacio (18‘); 2-1 Aritz (28‘); 3-1 Joâo (30‘); 4-1 Bosco (31‘): 4-2 Efrén (33‘); 4-3 Imanol (36‘); 5-3 Jorge, en propia meta (37‘); 6-3 Joâo (38‘), 6-4 Kevin (40‘)

ÁRBITRO: Francisco Javier Fernández Paz (Colegio Vizcaíno). Amonestó a Joâo por parte local y a Efrén por parte visitante.
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Ya en el vestuario se palpaba la emoción y se veía convicción en los jugadores. Quizá ellos sean mejores, pero nosotros vamos a darlo todo, era el pensamiento general.
Y así fue. La charla, el calentamiento, la salida al campo. Todo fue especial. En gran parte, gracias al fuerte apoyo de la grada.
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Así, el partido comenzó según lo previsto. Los nuestros esperando en 12 metros, con los movimientos defensivos muy ajustados, basándose en la victoria en semifinales ante el Bilbo, y habiendo aprendido de los anteriores enfrentamientos con los castreños.
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La idea era que ellos tuvieran la posesión, y los nuestros ejecutasen una defensa que no dejara posibilidades de paralelas por banda, paredes con el pivote, ni, simplemente, permitiera la entrada por el centro del balón, los principales argumentos con los que el Castro nos había tumbado en anteriores ocasiones.
Y lo cierto es que esta trabajada defensa fue la base sobre la que se cimentó el triunfo. El Castro movía y movía, tocaba y tocaba, pero no encontraba fisuras, y la mayor parte de las ocasiones se reducían a tiros exteriores que se iban fuera o Juan conseguía atajar.
La desesperación fue adueñándose de los castreños, que no veían la ocasión de romper nuestra defensa, y empezaban a recriminarse errores unos a otros.

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La paliza defensiva de los nuestros daba sus frutos. Bosco y Pixa -este último enorme, pese a ser su reaparición tras 4 semanas parado- se desfondaban pivotando, tapando con éxito el pase por le centro, Berna no daba una sola opción de entrar en juego pivote rival, Íñigo e Ignacio cerraban a cal y canto las bandas, siempre atentos a las ayudas, y Joâo coordinando y alentando a todos, convertido en un auténtico muro lo mismo en la banda que como pivote.
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Para colmo, los saques en largo del portero les obligaban a replegarse y les ponían en algunos aprietos. Así, con saque en largo y jugada rápida pillando a la defensa descolocada, como en semifinales, llegó el primer gol amarillo. Juan sacaba, un jugador rojillo cortaba el envío, pero Íñigo recuperaba la pelota y asistía a Joâo, que definía ante la salida de Asier.
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El verse por detrás terminó por desquiciar a los visitantes, mientras que adelantarse en el marcador se antojaba clave para nuestros planes. A seguir igual. Y más de lo mismo. Fuerte defensa y peligrosas contras. Y cuando el Castro conseguía trenzar alguna jugada y montar una ocasión clara, allí estaban el larguero, Juan o Alfonso para demostrar sus grandes virtudes como porteros.
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Ignacio se recorrió todo el campo para estrellar el balón en el poste, pero en la siguiente que tuvo, convirtió una gran asistencia de Joâo con la defensa rojilla descolocada en el 2-0. Delirio en el banquillo y en las gradas.
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Los cántabros siguieron moviendo infructuosamente, hasta que llegó el descanso.
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Tras el paso por vestuarios, la consigna era aguantar con la puerta a cero el previsible chaparrón castreño de los primeros cinco minutos, para conseguir desmoralizarles.
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Sin embargo, los rojillos salieron de vestuarios enchufadísimos y, colocando a un jugador en la esquina, consiguieron crear verdaderos problemas a nuestra defensa. Fueron minutos de verdadero acoso en los que Alfonso unas veces, el poste otras, y la falta de puntería las restantes impidieron a los castreños perforar la meta amarilla.
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Pero tanto va el cántaro a la fuente... Aritz ponía el 2-1 con un disparo imposible sin apenas ángulo. La táctica defensiva debía cambiar, y se proponía una defensa al hombre con cambios en el último tercio de campo. Sin apenas tiempo para comprobar el funcionamiento de esa defensa llegaron el 3-1, obra de Joâo, y el 4-1, en el que Bosco demostró su oportunismo.
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Quedaban cerca de 10 minutos y el Castro sacaba entonces el portero-jugador, y los nuestros curiosamente lo defendían con menores problemas que cuando los visitantes atacaban con igualdad de efectivos, contando ahora también con Charlie en el pivote.
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A punto estuvieron de marcar los visitantes en un feo gesto, cuando siguieron jugando con el portero local Alfonso -que resultó lesionado y tuvo que ser sustituido- doliéndose en el suelo durante bastante tiempo, e incluso estrellaron el balón en el poste, si bien al final del partido se disculparon, explicando que no se habían dado cuenta de la lesión.
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Sin embargo, sería un tiro exterior el que propiciaría el 4-2, y, minutos mas tarde, un error infantil, una pérdida del último hombre, daba alas a los castreños, que anotaban el 4-3. Miedo y nervios.
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Miedo y nervios que afortunadamente desaparecieron cuando, tras un nuevo ataque visitante con portero-jugador, Juan sacaba arriba y en el barullo montado en el área rojilla, Jorge acababa por introducir el balón en su propia meta. 5-3. Quizá ese gol fue lo que decidió de verdad el partido. El que devolvió la tranquilidad a los nuestros y apagó definitivamente el ánimo cántabro.
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De ahí al final, el Castro gozó de alguna oportunidad más, pero éstas fueron desbaratadas brillantemente por Juan. Fue a falta de 1:30 cuando Joâo se aprovecharía de la táctica del portero jugador de los visitantes para finiquitar el partido con el 6-3.

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Fue entonces cuando la grada y el banquillo de verdad respiraron viendo segura la victoria, y explotaron de alegría. Los aficionados entonaron la marcha triunfal de Aída mientras, en el campo, Merla, que mereció disfrutar de más minutos, tenía su oportunidad, lo mismo que Luis. El Castro pondría el 6-4 en una buena jugada a falta de 8 segundos, pero no hubo tiempo para más.

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Los nuestros eran, esta vez sí, campeones.
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