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Después, en los vestuarios, más celebraciones. Una pena que la entrega de trofeos no fuera inmediata. Hubo que esperar una hora y media para recibir la Copa, en medio de una gran expectación. El capitán, Berna, la levantó y sus compañeros le rodearon para celebrarlo. La grada estaba otra vez llena.
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Las celebraciones -con canciones y traineras incluidas - terminaron una hora después, pero se prevé que continúen el próximo fin de semana.
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Lo cierto es que este título es importante para hacer crecer la confianza de estos jugadores, y convencer a propios y extraños de que en Gaztelueta Fútbol Sala se pueden conseguir cosas. Ojalá vivamos pronto más finales, aunque será difícil repetir una tan emocionante y tan épica. Los que la vivimos en directo la guardaremos en el recuerdo para siempre.
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Quedan pues, los agradecimientos. A todos los que acudieron a la grada para llevar en volandas a los campeones, al Colegio, por permitirnos competir a este nivel, al Zorrotzako Tecnocasa por la organización del evento, a la Federación, pese al horario y el formato, y al Castro por devolver a los nuestros el detalle de reconocer su éxito formando un pasillo de campeones.
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Y por último, al equipo cadete. A los entrenadores, pero sobre todo a los jugadores, que han devuelto a Gaztelueta a lo más alto con este éxito, y nos han hecho disfrutar de una vibrante final. Gracias.
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Fue el triunfo de la ilusión, del creer en las propias posibilidades, y del esfuerzo, frente a la calidad técnica y a la preparación táctica de un Club con muchos más recursos. Una victoria conseguida con deportividad y sin malas artes, fieles a nuestros principios, lo que la hace todavía más valiosa.
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Y hoy, por fin, no tenemos que tirar de los "lo tuvimos ahí..." "si llegamos a meter esa..." "la mala suerte...". Hoy, por fin, no nos vamos a casa con cara de tontos. Hoy, por fin, no nos queda la duda de qué hubiera pasado si...
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Hoy podemos decir que sí, esta vez sí, hemos ganado, y somos campeones.
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